«Hoy si quieres sobrevivir debes dar un buen servicio, diferente…».

Quien habla es Alfredo, miembro de la cuarta generación que regenta Alberola, un negocio familiar especializado en lencería situado desde sus comienzos hace casi un siglo -cumplirá 100 años en 2023- en los alrededores del Mercado Central. Con más de la mitad de sus 47 años en el negocio, Alfredo tiene claro que en un momento como el actual no se puede mantener la persiana abierta sin ofrecer una diferenciación, «una especialización y un buen trabajo impulsado en lo que hemos aprendido durante generaciones».

En su caso, Alberola se dedica no sólo a esta venta de ropa interior que se percibe en cada centímetro de una de sus tiendas -situada en la calle Calabazas – sino también a elaborar, entre otros, «corsés y corpiños de fabricación pro-pia», un «nicho de especialización» necesario, asegura Alfredo, «porque para lo demás ya están las multinacionales».

A diferencia de lo que ha sucedido en otros sectores, Alfredo remarca que después de la pandemia las ventas «fueron subiendo» e incluso este verano, en un momento marcado por la inestabilidad, «está siendo bueno», aunque eso
no quita que se esté incrementando los costes «en las facturas de la luz».

Ello, de momento, no ha repercutido en sus precios, ya que cuando empezó la inflación «nosotros las campañas las habíamos comprado ya y no hemos tenido subida de precios», aunque intuye que esto si repercutirá en la de este año.

No obstante, pese a ello, hoy en su horizonte perfila sólo una palabra, la «ilusión», la misma con la que mira al futuro a través de una digitalización del negocio que ya está planteando. «Debemos aprovechar toda
esta especialidad para no quedarnos sólo en Valencia. Intentemos llegar lo más lejos posible», enfatiza.